Octubre 22 de 1997
Qué suerte el haberlo tenido
y qué pena tan grande
tan pronto y de repente
el haberlo perdido.
Ahora que sé
que nunca volverá,
dime tú, vida
qué hago yo,
en medio de esta soledad,
con este esperar sin esperanza...
Sola, en esta inmensa soledad,
nadie me escuchará gritar:
¡Cuánto te quiero!