Prendido a una ola

-Voy a contarte por qué vivo en una morada de Yucatán-
Junio 1999

Te cuento:

Cierro los ojos y veo con el corazón
una inmensa luna,
que se va durmiendo en tu hermoso mar,
dejando una incomparable estela,
luminosa y brillante, en su infinito rielar.

Las palmeras, de porte señorial,
se mecen con la dulce brisa
que viene del norte, de más allá...

Todo es tranquilidad.
de pronto, una ola,
tal vez celosa de tanta belleza,
de tanta paz,
se encrespa furiosa,
y va a reventar su desesperación
en contra de un risco,
de esos que bordean este, tu hermoso mar,
con tan grande estruendo que aterra,
y al mismo tiempo arrulla mi corazón.

Y entonces la ola, la misma ola,
se va aquietando y, tranquila, serena
va a morir dulcemente en la tibia arena
de esta hermosa playa de mi Yucatán...

Ahí también se quedó prendido a una ola,
un pedazo de mi corazón.