Él

Marzo 2 de 2000

Yo también, mi querida nieta,
también tuve quince años,
también él me mandaba rosas;
y las serenatas
llegaban hasta rozar mi banqueta.

También como tú
tuve quince años, mi querida nieta.

Pero esos detalles
ya no los extraño,
pues ya pasaron los años
y el que mandaba rosas
un día me convirtió en su esposa.

Pero ya pasaron los años
y ahora ya no me manda más rosas.
ahora ya no tengo serenatas,
pero tengo, como tú,
un recuerdo muy hermoso
que guardo apasionada
entre mis queridas rosas...

Y así se pasaron los años.
pero ahora creo que voy perdiendo yo la razón.

Porque ahora yo te llevo las rosas
¡te llevo las rosas, corazón!

Hasta dónde se quedó mi alma...
junto a él...
el que me mandaba rosas.