De puntitas

Los copitos de nieve
que aquella hermosa noche
habían caído,
se quedaron silentes
para no hacer ruido
al Divino niño
que esa bendita noche
había nacido.

Y después, los copitos,
de puntitas se fueron
por no hacer ruido al Dios del mundo
que aquella noche
del cielo había venido.

Y los copitos de nieve
se fueron quedito, quedito,
para no hacer ruido
al Divino niño
que recostado en María,
tranquilamente dormía.