Amada, voy a contarte un cuento;
Había un loco cariño,
que enamorado vivía,
de un corazón lejano,
sin saber que éste existía.
Y voy a contarte cuanto, cuanto sufría,
pues tu mi amada,
no sabes de penas,
porque no sufres de amores
En aquel viejo templo pedía;
que me quiera Señor,
que fije si quiera
en mí su mirada,
y seguía sufriendo desdenes amargos,
de aquella, su amada.
Y tanto sufría
aquel corazón herido,
que un día en el templo,
con un dardo en el pecho,
lo encontraron muerto
de dolor y de frío.
Por eso mi amada,
mírame siquiera,
no sea yo el del cuento.