■ Una carta
Siempre pensé con alarde
que nunca tendría temor;
pero este infame dolor
me ha convertido, Doctor,
en una pobre cobarde.
No quiero sufrir, ¿sabes, Doctor?
ahora sí tengo miedo, te lo confieso...
tú lo sabes, le he hecho frente
muchas veces al dolor...
pero ahora, ya no cuenta eso...
Pero no a este maldito dolor
que me ha quitado la calma,
que no me deja vivir
y que me destroza el alma.
Ayúdame, Doctor.
tengo miedo, mucho miedo, al dolor
y te ruego, no me dejes sufrir.
Tú, mi querido Doctor,
que me viste con tanta alegría vivir...
tú sabes cómo hacerlo sin dolor
para que deje yo de sufrir...
Perdóname, Doctor, yo rogaré por ti
desde donde me toque otra vez vivir...
por favor, no me dejes sola sufrir
otra vez. gracias, Doctor.